viernes, 24 de abril de 2009

Con palabras



Maltratando las palabras que suenan en los ojos de los que leen.

Oyendo comentarios de la gente que abandona sus palabras.

Cárceles prohibidas de escritor único, de protagonista leido.

Desayuno rutina a golpes de inspiración perdida.
Inspiración que busco en paradas de trenes, en aceras encharcadas por el paso de la lluvia, en los paisajes del enero blanco y de bufanda serpentina, en las playas agosteras de bullicio veranero y lorenzo incontrolado.

Busco las palabras en los vestidos verdes de los árboles, en las velas apagadas de noche romántica y trabajo terminado.

Tecleo a golpe de martillo las palabras. Las imprimo en piedra maciza de duración indefinida. Rompo los esquemas de las letras jugando a ser figurante, poeta de carretera, de café frio, de taverna whiskera, de mundo definido.

Juego con las palabras al són de la canción manolera, al rítmo del balón pataleado, al compás de la peonza en carretera.

Escribo sin saber que escribo, pues la imaginación es la que vuela. Vuela como los pajaros, como las ojas en otoño y el ciprés desnudo.

Acompaño a las palabras que me guían por caminos confundidos, escondidos entre rosas rojas y blancas. Las acompaño bordeando el camino, esquivando los ojos que me hagan bajar la mirada, intentando rodear mis recuerdos para no llegar a pensamientos viajeros de trenes nocturnos.

Imagino palabras futuras haciendo barcos de papel, lanzandolos al mar, desaciendome en el barro.

Topandome con palabras en ramblas transitadas las esquivo, escojo las mejores en un mar bravo, de poca calma y de oleaje narrativo.
En andenes de farolillo tivio alumbro ideas, las escribo a pluma palomera, de tinta negra de calamar marinero.

Corrijo mis palabras a boli rojo farolero, avisando de errores veraneros a lapiz de goma facil.

Cierro los escritos con un adios retornero de ideas matutinas e impresión nocturna al girar del reloj latiguero.

Subastando las palabras a postores lectores de facciones olvidadas y de nombres mujeriegos.

Comprando imaginaciones con cheques palabreros de poca importancia.
Haciendo leer locuras con embudos de textos y recompensa comentarista.

Pensando en palabras que pasean por la mente, que se encuentran en campos de amarillo maiz dulcero, en las nubes de feria rosa, en la azucar blanca de tus labios, en la consciencia de quien escribe sin ser reconocido. En lo dulce de la vida.

Fin de quien escribe buscando palabras perdidas que encuentra en cualquier sitio y fotografía en todos lados.

1 comentario:

  1. ¡Hola!
    Gracias por tu comentario en mi blog. Me ha gustado tu escrito, es un poco como si jugases con las palabras, como si te las fueses encontrando mágicamente por la vida para componer tus escritos. Se nota que te gusta escribir. Saludos.

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